Alguna vez extendí los brazos,
esperando la luz de los tuyos,
y me vi en medio del frío.
Algo así como un humo que desvanece,
flotante y seco.
Amargor de desierto,
soy en la triste sombra de abril,
me sumerjo allí.
Y luego abrí los brazos,
no esperé nada
y me llené de todo.
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