viernes, 2 de enero de 2015

Contemplación

El sonido les quedó exquisito,
el de un viento entre ramas,
el coro matinal de los pájaros
y... tu ayer nocturno,
tempo amargo que lo empaña todo

Ya me estremece el agitar del viento
y su cantar soplado entre las hojas
y por la tierra, húmedo verdor,
plantas que se zurcen como hebra,
su tallo improvisado, antojo silvestre de la tierra.

El reverdecer de hojas
entre caminos de sol, mi paso delgado,
aligerado por la ventisca de primavera,
me veo allí envuelto,
entre la hoja renacida y abedul,
con sus blancas raíces de luz,
allí, un acacio que se reverdece
allí afuera,
los soles de octubre le iluminan
sus rayos mueren horizontales

Esta hoja caerá de otoños,
hoy en fulgor se vigoriza,
las ramas que abrazan lo alto,
agradecen la ultravioleta miel que lo alimenta,
sus ramas alzadas, no es más que un entregarse y un nutrirse
expresando la vida misma,
con el improvisar de sus hojas,
con su mecer y su verdor rebrotado.

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